A Ella le educaron para callar, para aguantar, para obeceder. Le mandó un dictador hasta hace poquito. Luego cuatro poderosos. Si surgían dudas, la Iglesia se encarga de ello. Ella es menos por ser indígena, y es aun menos por ser mujer. Su único sueño solo puede ser el americano.
Pero crece, y Guatemala ha estudiado periodismo y se tatúa una mariposa lila en el brazo; trabaja 3 meses en su negocio de comidas riquísimas familiar y descansa 1 dia para volver; convence a sus hermanos para no probar Estados Unidos y montar un negocio de guias, y con sus primeros 500 quetzales se compra una mochila de 2a mano que hoy aún sube con él; como madre sola, abre cadia día la puerta de sus productos de 1a necesidad; y como conductor, hoy se durmió, solo un poco, porque ayer hizo la misma ruta de 12 horas y volver.
Guatemala pone un poco de abono químico, porque “no hay otra, la semilla se acostumbró a él”, pero se pone su traje de raíces y trabaja, aguanta la carga con la cabeza, bien alta, no por nada de ego, sino para que no caiga la carga, y trabaja. Trata bien, me tratan muy muy bien, y no para que compre, sino para que diga que se les trató bien. Quien pintó sus trajes les enseñó que “tu eres yo, y yo soy tu”. Y si no te trata así, tengo la sensación que ya no está en Guatemala, está ahorrando para probar el único sueño que le dijeron q podía tener.





