Hace un tiempo soñé en poder coger una furgoneta y ir a conocer mundo.
Hoy, ese sueño, está rodando.
Hoy, 10 dias después de iniciar, solo puedo decir que me siento muy agradecido por estar viviendo una experiencia así.
Hoy, aprecio cada aire que siente mi cara de esos nuevos paisajes; cada lugar que por causalidad nos acoge por una noche; cada franja de miedo que se diluye en cada quilómetro; cada persona que nos enseña el desconocido código; cada movimiento que cotidianiza ese hacer hogar de nuestra casa roja; y cada conversación y silencio que nos regalamos con mi amigazo de Viaje.
Y es que hoy, a mi destino, le llamo camino. Porque en cada paso, a donde vamos, es hacia nosotros mismos, a nuestro sentir, a lo que nos genera dentro lo que nos pasa fuera, a nuestro camino a orígen. Y creo, que este continente, precísamente de esto, sabe mucho.









