Último anochecer

Último anochecer de este viaje en mi Viaje.

Y es que hoy no puedo asimilarlo todo, explicarme, sacar conclusiones. Y no empiezo. Solo quiero guardarme esta sensación de entusiasmo y calma, de mucho y cosas sencillas, de nuevo y zapatos viejos, de señales, códigos, y vulnerabilidad, de gente y conmigo, de permanecer y magia,… como cuando se me oscureció por querer cantar en esta playa, y aparecieron luciérnagas en el camino. Porque, a pesar de todo:

“Calma, todo está en calma,
deja que el beso dure,
deja que el tiempo cure,
deja que el alma,
tenga la misma edad que la edad del cielo”

Increíble Escuchar

Y es que hoy escuché ranas en una selva de Costa Rica; después de escuchar de bandas en El Salvador; antes habiendo escuchado que Nicaragua mejor para otra vez; y después de haber escuchado el último río en Guatemala; y habiendo antes escuchado el regalazo del mar de Belice.

No sé que voy a escuchar como final de esta historia… pero sí sé, que es increible escuchar.

A Ella le educaron para callar

A Ella le educaron para callar, para aguantar, para obeceder. Le mandó un dictador hasta hace poquito. Luego cuatro poderosos. Si surgían dudas, la Iglesia se encarga de ello. Ella es menos por ser indígena, y es aun menos por ser mujer. Su único sueño solo puede ser el americano.

Pero crece, y Guatemala ha estudiado periodismo y se tatúa una mariposa lila en el brazo; trabaja 3 meses en su negocio de comidas riquísimas familiar y descansa 1 dia para volver; convence a sus hermanos para no probar Estados Unidos y montar un negocio de guias, y con sus primeros 500 quetzales se compra una mochila de 2a mano que hoy aún sube con él; como madre sola, abre cadia día la puerta de sus productos de 1a necesidad; y como conductor, hoy se durmió, solo un poco, porque ayer hizo la misma ruta de 12 horas y volver.

Guatemala pone un poco de abono químico, porque “no hay otra, la semilla se acostumbró a él”, pero se pone su traje de raíces y trabaja, aguanta la carga con la cabeza, bien alta, no por nada de ego, sino para que no caiga la carga, y trabaja. Trata bien, me tratan muy muy bien, y no para que compre, sino para que diga que se les trató bien. Quien pintó sus trajes les enseñó que “tu eres yo, y yo soy tu”. Y si no te trata así, tengo la sensación que ya no está en Guatemala, está ahorrando para probar el único sueño que le dijeron q podía tener.

Volcán Acatenango

Y es que no sé explicármelo mejor. Porque aprendo de lo que leo, de lo que veo, de lo que escucho, de lo que pasa, de lo que me pasa, de cuando todo es perfecto, de cuando no lo es, de cuando escribo y entonces ya tiene sentido, de cuando me obsesiono, de cuando el miedo, de cuando acierto, de cuando cantando aparece un colibrí, de una conversacion con alguien de acá, de cuando disfruto hablando con alguien de allá, … y vivir esto que pasa ahora, aferrado al tiempo que me queda de él. Y es que estaba escuchando y viendo explotar un volcán, delante de mí, y no quise casi dormir para poder quedarme en ese momento y retenerlo siempre en mí.

“¿Por que viajo solo? Porque es un ejercicio en el q me doy cuenta de que la vida es inabastable. Que podria volver a empezar en cualquier lugar, y en cualquier lugar hay personas y cosas que valen la pena (…) y que la gracia de hacer camino no es solo llegar a un lugar del mundo, sino a un lugar de mí”

https://www.catorze.cat/noticia/10878/camino/sola