Goodbye Vietnam

Y hasta Aquí Vietnam!

Quizá este país ha perdido un poco su esencia; quizá las nuevas generaciones han olvidado muy rápido el pasado que luchó contra el poder; quizá han colocado iconos para que los dólares vengamos a darles una mejor vida; quizá se han cambiado budas por teléfonos móviles.

Pero al final creo que un viaje es cuestión de adonde mirar. Mi historia de 23 días, unos 2.900 km sobre ruedas, y algunos otros andados, es de un país en que he podido confiar, que me han ofrecido té en cualquier lugar, que me han abierto casas, y que me han cuidado en cada llegar. He visto paz en la gente mayor, jóvenes que me han compartido comida, y una chica de ellas, os lo juro, que cree de verdad. He llegado a pueblos que les ha sorprendido que esté, me han hecho fotos, y peqes me han venido con la inquietud de hablar inglés. Me han puesto un taburete en ciudades y parques, he tenido calma en una barca con gente, he conocido vendemotos que compran, mecánicos que escuchan, y cociner@s que cocinan para mí. Y he tocado bonsais que alguien detalla perfecto, un puente que han construido varias veces, marionetas en el agua, un helicóptero de la guerra, inciensos que queman en espiral, un lápiz que escribió la historia, y mucha buena fe.

Solo puedo que agradecer, hasta de las llúvias, por ayudarme a sentir mi cuerpo, y poder decir ahora sí un: “Goodbye Vietnam!”

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