Ahora, en el aeropuerto de Doha, miro hacia atrás, y sonrío.
No tengo memoria suficiente para retener todo lo vivido, pero tengo la certeza que mi piel se ha quedado con todo. Para mi recuerdo en papel quiero escribir mis últimos regalos. El paseo por el Mekong, el último anochecer en Laos, la ruta en bici por la historia de Angkor Wat, los té con un gran tipo de Siria que vive su guerra desde Camboya, un circo transgresor en Siem Reap, y la Bangkok con el amigaso Pol caminando desde el suelo y disfrutada hasta una planta 26. Todo, al lado de miGente, ese lejoscerca que me llena la vida.
Solo puedo que juntar las palmas de mis manos, acercarlas a mi frente, nariz y boca, bajar un poco la cabeza y decir a alma abierta: cąm on, khobchai, akún, kop khun khap, thank you, gracias, y merci.
Y miro adelante, y sonrío.











