Y me fuí a Luang Prabang, Laos, a buscar espiritualidad.
Encontré templos increíbles al girar la esquina, monjes de naranja paseando por cualquier calle, pueblo que enciende sus fuegos cada mañana para ellos, calma en los budas del monte Phou Si, y un mantra de 1 hora y cuarto que acabó por hacerme descansar la cabeza.
Y luego encontré el espíritu de la historia y sus elefantes. Busqué dignidad para conocer, y encontré Elephant Conservation Center, en Sayaboury, a 3 horas en furgoneta y un rato en barca. Gente que intenta girar con cuidado la tendencia de una extinción segura, sin solo criticar y ya, sino trabajando proyectos, contando con el pueblo y sus mahouts, para cambiar cosas. Y al final, situando el lugar del cambio real en lo q en cualquier lugar del mundo hacemos en nuestras casas, esas que pueden evitar la deforestación y la destrucción del medio ambiente.
Gente, nos estamos cargando el planeta, y veo una buena idea dejar de mirar culpables, y ser solución.
Sigo río abajo.










